FOMO es el acrónimo de la expresión en inglés "Fear Of Missing Out", que se traduce como "miedo a perderse algo".
Es un tipo de ansiedad social que se manifiesta como una preocupación constante por la posibilidad de que otras personas estén viviendo experiencias gratificantes o emocionantes en las que uno no está presente. Esta sensación genera un deseo imperioso de estar continuamente conectado y al tanto de lo que hacen los demás, lo que a menudo lleva a un uso excesivo de las redes sociales.
El FOMO puede llevar a distintos comportamientos y sentimientos, como:
Revisar el móvil constantemente: Sentir la necesidad de chequear las redes sociales y notificaciones de forma compulsiva.
Ansiedad y estrés: Experimentar inquietud, sentirse excluido o frustrado por no participar en eventos o actividades que se ven en línea.
Comparación constante: Comparar la propia vida, a menudo idealizada en las redes, con la vida de los demás, lo que puede afectar la autoestima.
Necesidad de publicar: Sentir la presión de publicar experiencias propias para demostrar que uno también tiene una vida interesante y no se está "perdiendo nada".
Aunque el miedo a perderse algo no es un concepto nuevo, el FOMO se ha convertido en un fenómeno masivo y problemático en la era digital debido a la exposición constante a las vidas (a menudo idealizadas) de otros a través de plataformas como Instagram, Facebook o TikTok.
Combatir el FOMO es un proceso que requiere conciencia y pequeños cambios en nuestros hábitos, especialmente en la relación con las redes sociales. Se trata de pasar de la mentalidad de "miedo a perderse algo" a una de "disfrutar lo que tengo".
Aquí tienes algunas estrategias clave para combatirlo:
Las redes sociales son el principal catalizador del FOMO. Son una ventana a una realidad editada y perfeccionada, no a la vida real.
Establece límites de tiempo: Usa las herramientas de tu teléfono para fijar un límite diario para las aplicaciones de redes sociales. Un estudio de la Universidad de Pensilvania sugirió que limitar el uso a 30 minutos al día puede reducir significativamente el FOMO y la ansiedad.
Desactiva las notificaciones: Evitar las alertas constantes te ayuda a no estar en un estado de "alerta" permanente por si algo sucede.
"Limpia" tus redes: Deja de seguir cuentas que te hacen sentir mal, ansioso o que te llevan a compararte. Reemplázalas por perfiles que te inspiren, eduquen o te hagan sentir bien.
El FOMO se alimenta de la voz interior que te dice que tu vida no es tan buena como la de los demás.
Practica la gratitud: Lleva un diario de gratitud o simplemente toma unos minutos al día para pensar en tres cosas que valoras de tu vida, por pequeñas que sean. Esto te ayuda a enfocarte en lo que tienes en lugar de lo que te falta.
Cuestiona tus pensamientos: Cuando sientas que te estás perdiendo algo, pregúntate: "¿Es realmente tan importante? ¿La vida de esa persona es tan perfecta como la muestra?". Recuerda que lo que ves en línea es solo la punta del iceberg.
El antídoto para el FOMO es el JOMO (del inglés "Joy Of Missing Out"), que significa "la alegría de perderse algo".
Encuentra tus pasiones: Invierte tu tiempo y energía en actividades que realmente disfrutes y que no dependan de la validación social, como un hobby, el ejercicio, leer, o simplemente pasar tiempo de calidad sin el móvil.
Establece prioridades: Define qué es realmente importante para ti en la vida (tus valores, tus metas personales, tus relaciones). Cuando tienes claridad sobre esto, te será más fácil decir "no" a las actividades que no se alinean con tus objetivos y te sientes más seguro con tus propias decisiones.
Conecta de forma auténtica: Prioriza las interacciones cara a cara con amigos y familiares. Las relaciones profundas y significativas te brindan una sensación de pertenencia mucho más sólida que cualquier "me gusta" en una red social.
Combatir el FOMO no se trata de renunciar a la tecnología, sino de usarla de forma más consciente para que no controle tu bienestar.